Eutanasia. Si podemos decidir cómo vivir ¿podremos decidir cómo morir? Perspectiva fáctica, normativa y axiológica
Abstract
En nuestra época se han producido notables avances en materia sanitaria, farmacológica, científica y
tecnológica, que junto a nuevas técnicas de higiene general y asepsia en centros de salud, coadyuvaron
a la postergación de la muerte y una importante prolongación de la vida del ser humano. Se produce aquí
la constante tensión entre la tecnología que impulsa la preservación imperativa de la vida y la posibilidad
de poder permitir una muerte en paz.
La medicina siempre ha tratado de prolongar la vida del hombre, evitando o alejando el instante de la
muerte lo más posible, a veces a cualquier costo, mediante el desarrollo de técnicas de reanimación y de
aparatos capaces de mantener artificialmente vivos a pacientes por tiempo indeterminado. Este esfuerzo
de la medicina por preservar y cuidar la salud de las personas ha demostrado que es capaz de volverse
en contra de aquellos a quienes pretende proteger. Cuando los médicos se empecinan en extender la
vida aún más allá de las posibilidades fisiológicas y del deseo de sus pacientes aparece lo que se ha
dado en llamar el encarnizamiento terapéutico.
Estos fenómenos de prolongación artificial de la vida y de longevidad plantean la necesidad de encontrar
soluciones a dichas falencias para que esas vidas transcurran en paz, con libertad y con dignidad.