Arbol de decisión para digitalizar documentos
Abstract
Desde el comienzo de la escritura, la acumulación, catalogación y conservación de escritos han sido
de particular importancia para las culturas alrededor del mundo. Antes de Gütenberg hacer una copia
de una obra escrita requería la paciente labor de uno o varios copistas que luego de meses o años de
trabajo lograban reproducirla. Cada una de éstas era algo único y muy valioso. El invento de la imprenta,
en 1540, logró que se abarataran muchísimo los costos aumentando así las posibilidades de tener
múltiples copias de obras a nivel popular y acercando la brecha entre el autor y el lector, en definitiva
popularizando (en términos relativos) la lectura y con ello la diseminación del conocimiento codificado y
su consecuente penetración cultural en el conocimiento tácito. Esta realidad era la única hasta hace unos
años. Sin embargo la popularidad de la informática introdujo un nuevo paradigma: la creación y distribución
del libro electrónico. Esta manera de publicar requiere menos esfuerzo e inversión por parte del autor y
acorta aún más la distancia entre este y su público separando la obra de su sustento físico. Este nuevo
paradigma para las obras literarias o trabajos escritos se aplica a los autores contemporáneos y futuros
pero no nos resuelve automáticamente el problema de los libros escritos con anterioridad. Millones de
volúmenes que ya no serán reimpresos inexorablemente se perderán con el tiempo. Muchísimos libros que
son parte de la historia serán deteriorados con el uso. Convertir las páginas de estos libros condenados
a desaparecer a un formato digital parece una solución posible para estas obras que pasarían a tener la
misma flexibilidad que las que nacieron entre bits y bytes.