El habitar arquitectónico. La Belleza como vínculo a la Emoción
Abstract
La arquitectura es un arte complejo, el cual muchas veces se encuentra reducido a una
concepción espacial cuantificada en una cierta relación métrica, la cual impone un espacio, sin
más. No entendemos nuestra labor como tal, sino por el contrario, buscamos la conformación
de espacios para el habitar. Trataremos de buscar, no una explicación a la gestación de dicho
problema, sino explayar el olvido de ciertas cuestiones relevantes, que consideramos causas del
problema en cuestión.
En primer lugar, la coyuntura mundial denota una pérdida estética. La belleza es
algo que lentamente nuestra disciplina está dejando en el olvido. Creemos fehacientemente
que la belleza no pasa por, expresado vulgarmente, concebir objetos arquitectónicos lindos,
cautivantes a los ojos. Qué es la belleza, es algo que debemos responder. Pero como decíamos
anteriormente, aceptamos que ésta no pasa solamente por su imagen exterior, sino por una serie
de características que la arquitectura no debe relegar, sino considerar desde el inicio en que
se gesta la obra arquitectónica. Es la belleza hoy en día, mal entendida, mal conceptualizada,
o mejor dicho, reducida en su máxima expresión, una de las causas de que nuestro trabajo
arquitectónico se transforme en lo que no es, una mera reducción a la concepción de espacios
físico que no involucran el acto del habitar.
Indagaremos así, en un desarrollo que parte desde el inicio de nuestro quehacer
arquitectónico, desde dónde éste se germina. Automáticamente eso nos hace introducirnos en la
cuestión del espacio, qué es este, sí existe en sí mismo, su relación directa con la arquitectura,
el entorno. Es éste nuestra materia prima, de donde nuestra creación material se inserta y antes,
comienza a elaborarse.