dc.description.abstract | Allí donde hay lenguaje, en referencia a su potencialidad creadora, hay infinidad de posibles nuevas perspectivas y de construcción de nuevos espacios de realidad. Es en este punto que el rol del psicólogo y su práctica en el ámbito terapéutico, constituye un eje de central importancia, en tanto su papel es el de un renegociador de nuevos significados. El terapeuta es el artífice de la generación de resignificaciones que abren nuevos caminos al reposicionamiento subjetivo del paciente. Un paciente que se ubica en otra posición respecto del discurso, es un paciente que da otra entidad a su realidad, construye un nuevo espacio de realidad y se instala ahí, tomando una renovada posición frente a su propia vida. Los seres humanos se localizan en el lenguaje, el tema en todo caso, es en qué posición lo hacen. En este sentido, resulta primordial reflexionar acerca de cuáles son los supuestos que se utilizan al construir conocimiento y cuáles son los constructos psicológicos de los cuales se vale el terapeuta al desempeñar su función profesional “productora de nueva realidad”; doble vertiente, tanto en lo que se refiere a su vertiente singular, es decir, respecto del paciente individual, como en lo que se refiere a su aspecto social, en tanto se desarrolla una actividad de trascendencia cultural. En síntesis, la representación social que el profesional tiene acerca de su práctica, sustenta su manera de entender el rol y el estilo como terapeuta, así como también la forma en que percibe las aspiraciones de los pacientes. Por lo tanto, es esta representación social la que se constituye en el sustento de su labor profesional, así como también de sus alcances y aspiraciones. | es_ES |