dc.description.abstract | Según Mariano Grondona (Mariano Grondona, “La Corrupción”, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1993.), la corrupción es casi imposible de comprobar, pues es este un fenómeno que se caracteriza por lo furtivo. Rara vez se prueba, aunque casi siempre se lo sospeche. Podríamos decir, entonces, basándonos no sólo en encuestas varias sino en los temas que hoy privilegian los medios de comunicación, que en Argentina la gente sospecha un estado de corrupción.
Una situación semejante es propia de países anacrónicos, donde la lealtad a la Nación y la supremacía del Estado no han reducido aún la indisciplina del familismo. ¿Puede, sin embargo, definirse así a la Argentina? Si examinamos nuestro pasado, no encontraremos que el familismo haya sido siempre un rasgo constitutivo del desarrollo de nuestra historia, sino más bien que el actual estado de cosas implica una recaída en una situación de la cual habíamos salido.
Si recordamos los Gobiernos de Bartolomé Mitre, Carlos Pellegrini o Hipólito Yrigoyen, los funcionarios públicos tenían un alto prestigio y un muy buen sueldo. En la década del ’30, un Concejal se suicidó porque se supo que había recibido una coima. | es_ES |